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niciaremos hablando un poco del Dr. Alejandro Espinosa Cal-
deron, quién estudió Agronomía en Michoacán, maestría y
doctorado en Genética en el Colegio de Posgraduados y es
uno de los investigadores con un excelente trabajo en uno de
los principales cultivos para nuestro país, el maíz. No podía fal-
tar el punto de vista del Dr. Espinosa en este tema de sobera-
nía alimentaria, por lo que iniciaremos esta charla para conocer
como surge su interés por el campo, como fue su niñez y su
acercamiento con la ciencia.
“Mi niñez transcurrió en Uruapan, Michoacán, donde disfruté
con frecuencia nadar en el río Cupatitzio, la Tzararacua y otros
ríos en pinta con mis amigos del barrio. Fui un niño que se es-
Del maíz,
capaba a distintos lugares, pero que inicié a trabajar desde muy
pequeño de los ocho años hasta los 13 años, vendiendo palo-
mitas, papas, refrescos en un cine todas las tardes hasta muy
la alimentación noche. Lo que ganaba lo entregaba a mi madre todos los días.”
¿Cuándo Alejandro Espinosa decide estudiar Agronomía
y otros retos
y por qué?
Desde tercero de secundaría y hasta la preparatoria agríco-
la participé en un grupo radical guerrillero, la Liga Comunista
23 de Septiembre, después conocí en la preparatoria a la ahora
Dra. Margarita Tadeo, que vivía en mi mismo barrio y cuando
terminaba la preparatoria abandoné el grupo y a mis compa-
ñeros. Para cuidarme de represalias de unos y otros, mi padre,
pintor y artesano de Uruapan, consiguió que me aceptara
como ayudante el muralista Pedro Coronel, por intervención
de Fernando Gamboa, museógrafo con quien trabajaba mi pa-
dre en exposiciones de México en otros países. Decidí estudiar
Charlando con agronomía, porque a los siete años mi padre que regreso de
Estados Unidos compró un terreno, donde plantamos aguaca-
tes criollos, cuando iniciaba la adopción de aguacate Hass, pero
Alejandro
en otra huerta de aguacates criollos, de mi madre, herencia de
mi abuelo sembré mis primeras milpas, para comer elotes, ahí
Espinosa Calderón
sembré algunas hortalizas. Al decidir que estudiar, me incliné
por agronomía, porque además la Facultad de Agrobiología
Presidente Juárez se situaba en Uruapan.
¿Cuál ha sido su principal aporte científico en mejorar la
producción de maíz y otros cultivos básicos?
Desde mi actividad radical, en la adolescencia, decidí entre-
gar mi vida, en el empeño de cambiar a México, con ese obje-
tivo en forma diferente, decidí prepararme, lo mejor posible.
Cuando cursé mejoramiento genético de plantas, me encan-
tó esa materia y me imaginé dedicándome profesionalmente
María Andrea Trejo Márquez
a generar nuevas variedades, que sirvieran a la gente, por ello
estudié y fortalecí ese tema, además que mi especialidad en
la carrera fue fitomejoramiento, de tal manera que, medio año
antes de terminar mis estudios, ya había sido aceptado para in-
gresar al Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA),
a los 21 años, ya casado y con un hijo, desde entonces me dedi-
qué a generar variedades, una de ajonjolí en Veracruz “Instituto
81” y luego un número grande de variedades e híbridos de maíz
en INIFAP y la UNAM, que suman más de 70. Cuando inicié,
en ese plan de vida, tenía la esperanza que algún día alguna de
mis variedades fuese sembrada por muchos agricultores, lo que
luego fue realidad para varios maíces.
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